Bombardino Café, el nuevo secreto de Lavapiés
http://www.dontstopmadrid.com/2017/01/bombardino-cafe-lavapies.html
Bajamos por la calle Santa Isabel, giramos a la derecha en Salitre, y ups, por poco nos lo pasamos. Damos un paso atrás y nos encontramos con una espectacular fachada de azulejos típicos madrileños, que (según nos informaron después) data de 1912. Arriba, un letrero antiguo nos indica que estamos en la mítica Taberna Encantada, ahora reconvertida en el Bombardino Café.
Una vez dentro, descubrimos que nada tiene que ver con la antigua taberna sino que nos encontramos con un local moderno, decorado con gusto, con el suelo de mosaico hidráulico y sin un rincón que no esté cuidado al detalle. Destaca un arco de ladrillo en medio del local que le da un toque especial al espacio y lo hace diferente. El ambiente es agradable y relajado, ideal para cenar con amigos entre semana. Y de trato cercano y amable. Pero vamos al lío, echamos un vistazo a la carta y nos encontramos con una mezcla de productos ibéricos con un toque italiano.
Pedimos un par de vinos curiosos para ir calentando el gaznate, tomamos un Honoro Vera (2,60€) y un Baigorri (2,90€) que acompañan con un pincho de jamón, (que siempre se agradece que aunque vayas a cenar te pongan pincho con el vino). De entrante, tomamos una Ensalada Caprese (8,50€) compuesta de mozzarela de búfala, pesto y tomate Kumato. Nos comentaron al servirlo que el pesto era casero y la verdad que se notaba porque estaba realmente bueno. Me hizo fruncir el ceño, y eso siempre es buena señal.
Después, quisimos probar los Raviolis Fritos de morcilla (8€), acompañado de lo que llaman Salsa Bombardina que es una mezcla de tres quesos: mascarpone, ricota y grana padano. Fue una forma diferente de comer raviolis, casi como si fueran empanadillas o croquetas, ya que la textura es distinta de lo que estamos acostumbrados para ser pasta fresca, pero igualmente estaba muy bueno. La morcilla del relleno de los raviolis estaba suave y sabrosa.
Luego tomamos una Piadina Tricolore (7€) que lleva rúcula, mozzarella y bresaola con salsa de alcaparras por encima. También muy rica. Y como estaba todo tan bueno quisimos probar las croquetas de espinacas (8€) y fue un acierto porque tenían un sabor muy fino y las sirvieron en una reja metálica pequeña como si acabaran de salir de la freidora pero no eran nada grasientas.
Como plato principal, nos decantamos por la Hamburguesa de Rabo de Toro (9€) que fue sin duda la protagonista de la noche. Estaba ríquisima. La textura no estaba demasiado gelatinosa y tenía un gusta exquisito. Os aconsejo que no la “enmarronéis” con kétchup y disfrutéis del sabor de la carne a palo seco. No le hace falta ningún añadido.
De postre, ya que el sitio tiene ese toque italiano, nos decidimos por el típico postre italiano: el Tiramisú (3,50€). Y fue el remate perfecto; muy esponjoso y con la mezcla perfecta de sabor entre café y cacao. Para despedirnos con clase, nos tomamos el Bombardino, que es un licor de huevo y nata que toman los esquiadores en Los Alpes Italianos para entrar en calor y por lo que le viene el nombre al sitio. Si te gustan los licores fuertes, este será un fin de fiesta perfecto.
En fin amigos, Lavapiés es un distrito lleno de secretos, de bares y restaurantes molones en los que disfrutar de buena comida y ambientes de primera, y entre ellos se suma un nuevo actor a este peculiar hábitat. Bombardino Café es el nuevo secreto del barrio. Además, es un local “dog friendly”, así que si tienes un peludo compañero de piso, te lo puedes llevar a cenar.
Una vez dentro, descubrimos que nada tiene que ver con la antigua taberna sino que nos encontramos con un local moderno, decorado con gusto, con el suelo de mosaico hidráulico y sin un rincón que no esté cuidado al detalle. Destaca un arco de ladrillo en medio del local que le da un toque especial al espacio y lo hace diferente. El ambiente es agradable y relajado, ideal para cenar con amigos entre semana. Y de trato cercano y amable. Pero vamos al lío, echamos un vistazo a la carta y nos encontramos con una mezcla de productos ibéricos con un toque italiano.
Pedimos un par de vinos curiosos para ir calentando el gaznate, tomamos un Honoro Vera (2,60€) y un Baigorri (2,90€) que acompañan con un pincho de jamón, (que siempre se agradece que aunque vayas a cenar te pongan pincho con el vino). De entrante, tomamos una Ensalada Caprese (8,50€) compuesta de mozzarela de búfala, pesto y tomate Kumato. Nos comentaron al servirlo que el pesto era casero y la verdad que se notaba porque estaba realmente bueno. Me hizo fruncir el ceño, y eso siempre es buena señal.
Después, quisimos probar los Raviolis Fritos de morcilla (8€), acompañado de lo que llaman Salsa Bombardina que es una mezcla de tres quesos: mascarpone, ricota y grana padano. Fue una forma diferente de comer raviolis, casi como si fueran empanadillas o croquetas, ya que la textura es distinta de lo que estamos acostumbrados para ser pasta fresca, pero igualmente estaba muy bueno. La morcilla del relleno de los raviolis estaba suave y sabrosa.
Luego tomamos una Piadina Tricolore (7€) que lleva rúcula, mozzarella y bresaola con salsa de alcaparras por encima. También muy rica. Y como estaba todo tan bueno quisimos probar las croquetas de espinacas (8€) y fue un acierto porque tenían un sabor muy fino y las sirvieron en una reja metálica pequeña como si acabaran de salir de la freidora pero no eran nada grasientas.
Como plato principal, nos decantamos por la Hamburguesa de Rabo de Toro (9€) que fue sin duda la protagonista de la noche. Estaba ríquisima. La textura no estaba demasiado gelatinosa y tenía un gusta exquisito. Os aconsejo que no la “enmarronéis” con kétchup y disfrutéis del sabor de la carne a palo seco. No le hace falta ningún añadido.
De postre, ya que el sitio tiene ese toque italiano, nos decidimos por el típico postre italiano: el Tiramisú (3,50€). Y fue el remate perfecto; muy esponjoso y con la mezcla perfecta de sabor entre café y cacao. Para despedirnos con clase, nos tomamos el Bombardino, que es un licor de huevo y nata que toman los esquiadores en Los Alpes Italianos para entrar en calor y por lo que le viene el nombre al sitio. Si te gustan los licores fuertes, este será un fin de fiesta perfecto.
En fin amigos, Lavapiés es un distrito lleno de secretos, de bares y restaurantes molones en los que disfrutar de buena comida y ambientes de primera, y entre ellos se suma un nuevo actor a este peculiar hábitat. Bombardino Café es el nuevo secreto del barrio. Además, es un local “dog friendly”, así que si tienes un peludo compañero de piso, te lo puedes llevar a cenar.
Bombardino Café
c/Salitre 2 - Metro Lavapiés/ Antón Martín
Tel:915 022 403
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