El Patio del Fisgón
http://www.dontstopmadrid.com/2016/02/el-patio-del-fisgon.html
Amor al primer bocado, es lo que podría definir mi experiencia en “El Patio del Fisgón” de Chamberí.
Acudí con mi pareja para cenar a este restaurante, situado en plena plaza de Chamberí, habiéndonos informado previamente de todo lo que nos podía ofrecer: ambiente íntimo, platos variados y con bastante buena pinta, y excelentes opiniones.
No nos defraudó lo más mínimo. Nada más entrar fuimos recibidos con enorme amabilidad, y nos sentaron en una bonita mesa hacia el fondo. La decoración es lo que primero llama la atención: mucha vegetación, lámparas moriscas que cuelgan del techo, mesas de madera, sillas de forjado que recuerdan a los cafés de París, y una luz tenue que hace íntimo el ambiente. Cuentan también con terraza exterior, pero como era de noche y hace aún bastante frío, preferimos refugiarnos dentro.
Empezamos con unos cócteles Bloody Mary perfectamente mezclados, y mejor servidos, y, como todos los platos se nos hacían apetecibles, nos dejamos aconsejar por el amabilísimo personal a la hora de pedir. La carta tiene la extensión justa y eso es bueno porque significa que todo lo que vas a comer se ha comprado en el día y se prepara fresco.
Como soy una enamorada de la trufa, comenzamos por unos Huevos revueltos con Trufa Negra y Emmental. Nada más ponernos delante el plato, éste nos bañó con su delicioso aroma; los huevos se veían fresquísimos, el sabor era intenso y tenía un toque cremoso que daba el emmental. Cabe destacar que nos acabamos el plato en menos de cinco minutos. Los hechos hablan por sí solos.
Continuamos por la Pirámide de Salmón a la Diabla; ya que es uno de los platos estrella del lugar según nos comentaron. La mezcla del salmón con el aguacate era muy agradable al paladar, estaban bañados en una salsa ligerísimamente picante y acompañados de nachos caseros. Lo suave del tartar se combinaba con el crujiente de los nachos, y de nuevo, todo era una explosión de sabor en la boca. Recomendadísimo.
Seguimos con pescado, pues nos trajeron a la mesa el Atún Teriyaki con Verduras. Aún recuerdo el delicioso sabor de las verduras, frescas, perfectamente cocinadas; excelente acompañamiento de los generosos dados de Atún. El plato no sólo tenía una bonita y cuidada presentación, sino que sabía aún mejor.
Y como no queríamos irnos sin probar alguno de los platos de carne, nos decidimos por el Solomillo de Ternera Fisgón, el cual pedimos poco hecho pues a los dos nos tira mucho la carne casi casi cruda. Ya estábamos un poco llenos con todo lo anterior pero fue llegar este plato y abrirnos de nuevo el apetito. Otra vez una presentación de 10 y productos fresquísimos. El solomillo estaba tan tierno que se deshacía en la boca, y tenía un sabor increíble. Las patatas de acompañamiento eran caseras (tal y como reza la carta), crujientes en su punto justo, en trozos grandes, dulces y riquísimas, y estaban coronadas con unos pimientos de padrón.
No podíamos más, y hasta el camarero se sorprendió cuando pedimos postre, pero no pudimos evitar fijarnos en ellos, y decidimos pedir el Coulant de Chocolate para compartir, el cual no puedo describir con palabras: ¡tenéis que probarlo! Es de los mejores que he comido en mi vida, y eso que como buena golosa he probado muchos…
Terminamos con las barrigas llenas, una gran sonrisa en la cara y la sensación de haber pasado una noche estupenda: el ambiente es íntimo, ideal para charlar y tener una cena romántica y elegante, o bien estar con amigos en un entorno recogido en el que te sientes como en casa… El personal es atento, muy agradable y siempre tienen una sonrisa… y la comida es de lujo, fresca, deliciosa y a precios asequibles (unos 30-35€ por persona).
Sin duda, ¡volveremos! Se ha convertido en uno de mis restaurantes favoritos.
Acudí con mi pareja para cenar a este restaurante, situado en plena plaza de Chamberí, habiéndonos informado previamente de todo lo que nos podía ofrecer: ambiente íntimo, platos variados y con bastante buena pinta, y excelentes opiniones.
No nos defraudó lo más mínimo. Nada más entrar fuimos recibidos con enorme amabilidad, y nos sentaron en una bonita mesa hacia el fondo. La decoración es lo que primero llama la atención: mucha vegetación, lámparas moriscas que cuelgan del techo, mesas de madera, sillas de forjado que recuerdan a los cafés de París, y una luz tenue que hace íntimo el ambiente. Cuentan también con terraza exterior, pero como era de noche y hace aún bastante frío, preferimos refugiarnos dentro.
Empezamos con unos cócteles Bloody Mary perfectamente mezclados, y mejor servidos, y, como todos los platos se nos hacían apetecibles, nos dejamos aconsejar por el amabilísimo personal a la hora de pedir. La carta tiene la extensión justa y eso es bueno porque significa que todo lo que vas a comer se ha comprado en el día y se prepara fresco.
Como soy una enamorada de la trufa, comenzamos por unos Huevos revueltos con Trufa Negra y Emmental. Nada más ponernos delante el plato, éste nos bañó con su delicioso aroma; los huevos se veían fresquísimos, el sabor era intenso y tenía un toque cremoso que daba el emmental. Cabe destacar que nos acabamos el plato en menos de cinco minutos. Los hechos hablan por sí solos.
Continuamos por la Pirámide de Salmón a la Diabla; ya que es uno de los platos estrella del lugar según nos comentaron. La mezcla del salmón con el aguacate era muy agradable al paladar, estaban bañados en una salsa ligerísimamente picante y acompañados de nachos caseros. Lo suave del tartar se combinaba con el crujiente de los nachos, y de nuevo, todo era una explosión de sabor en la boca. Recomendadísimo.
Seguimos con pescado, pues nos trajeron a la mesa el Atún Teriyaki con Verduras. Aún recuerdo el delicioso sabor de las verduras, frescas, perfectamente cocinadas; excelente acompañamiento de los generosos dados de Atún. El plato no sólo tenía una bonita y cuidada presentación, sino que sabía aún mejor.
Y como no queríamos irnos sin probar alguno de los platos de carne, nos decidimos por el Solomillo de Ternera Fisgón, el cual pedimos poco hecho pues a los dos nos tira mucho la carne casi casi cruda. Ya estábamos un poco llenos con todo lo anterior pero fue llegar este plato y abrirnos de nuevo el apetito. Otra vez una presentación de 10 y productos fresquísimos. El solomillo estaba tan tierno que se deshacía en la boca, y tenía un sabor increíble. Las patatas de acompañamiento eran caseras (tal y como reza la carta), crujientes en su punto justo, en trozos grandes, dulces y riquísimas, y estaban coronadas con unos pimientos de padrón.
No podíamos más, y hasta el camarero se sorprendió cuando pedimos postre, pero no pudimos evitar fijarnos en ellos, y decidimos pedir el Coulant de Chocolate para compartir, el cual no puedo describir con palabras: ¡tenéis que probarlo! Es de los mejores que he comido en mi vida, y eso que como buena golosa he probado muchos…
Terminamos con las barrigas llenas, una gran sonrisa en la cara y la sensación de haber pasado una noche estupenda: el ambiente es íntimo, ideal para charlar y tener una cena romántica y elegante, o bien estar con amigos en un entorno recogido en el que te sientes como en casa… El personal es atento, muy agradable y siempre tienen una sonrisa… y la comida es de lujo, fresca, deliciosa y a precios asequibles (unos 30-35€ por persona).
Sin duda, ¡volveremos! Se ha convertido en uno de mis restaurantes favoritos.
El Patio del Fisgón
Plaza de Chamberí, 2
Teléfono: 914 10 94 45
¡Tu opinión es muy importante para nosotros! Déjanos un comentario :-)